Sale libre el hombre que desenterró y convirtió 29 niñas en muñecas siniestras

Un profanador de tumbas que se llevó 29 cuerpos de niñas sin vida y las vistió para su “colección de muñecas” se prepara para andar libre desde un centro psiquiátrico ruso.

Anatoly Moskvin, de 52 años, profanó y momificó a las niñas antes de convertirlas en “muñecas” en Rusia.

Los psiquiatras dijeron que el historiador esta curado desde el año antepasado y sugirieron un tratamiento ambulatorio para Anatoly..

 

Existen dudas por mantenerlo encerrado por un periodo indefinido, pero como no se ha dictado ninguna nueva orden, Anatoly Moskvin es técnicamente libre de irse a pesar de que muchas personas no están de acuerdo, el profanador de tumbas ha pensado mudarse a Moscú.

La orden que lo retuvo en el hospital ha expirado, provocando el enojo de los padres de las niñas.

Moskvin anteriormente les dijo a las autoridades: “No vuelvan a enterrar a las chicas demasiado porque las reuniré de nuevo cuando esté libre”.

 

A los padres de las niñas les dijo: “Abandonaste a tus hijas en el frío, las traje a casa y las calenté”.

La idea original para liberarlo se llevo a cabo a pesar del rechazo de los padres de los niñas, sus edades eran entre 3 y 12 años.

Una madre dijo: “Él es incurable. Si es liberado, no puede ser tratado como paciente ambulatorio”. Anatoly mantuvo a su niña durante nueve años en su apartamento mientras su madre, sin imaginarla, llevaba flores a una tumba sin su hija.

 

La madre también añadió:

“Simplemente dejará de tomar pastillas y, en algún momento, volverá a sus acciones siniestras como prometió”.

“La tuve por diez años, él la tuvo por nueve”.

 

Moskvin, quien se dice que es un genio, dio varios motivos para su comportamiento macabro.

Dijo que esperaba que la ciencia encontrara nuevas formas de hacer que estas niñas volvieran a la vida, en otra ocasión dijo que deseaba ser un experto en la creación de momias.

También dijo que quería comunicarse con las niñas y les hablaba constantemente mientras vivían en su casa.

 

El historiador afirmó que seleccionó cuidadosamente qué niñas robar, diciendo: “Me tumbé en la tumba y traté de ponerme en contacto con ella”. Escuché lo que ella dijo. A menudo me pedrían que los sacara a pasear”.

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