Dicen que la vida es capaz de prosperar en cualquier lugar y casi en cualquier circunstancia, pese a los climas extremos o lugares inhóspitos en el mundo, por alguna extraña razón, seres vivos aparecen y sobreviven a pesar de las expectativas.
Encontrar rastros de vida en Chernóbil por ejemplo se ha vuelto todo un caso de estudio debido la baja probabilidad de que pudiera ser posible. Tal parece ser que en la ruinas del reactor 4 hay presencia de cierto tipo de seres vivos.
Los científicos enfocados en la investigación han logrado catalogar por lo menos 200 especies de hongos viviendo en las ruinas, aunque suene descabellado, la vida en un lugar así es posible.
Aunque estos seres viven en medio de la radiación, se ha comprobado que también se alimentan de ella, por lo que les dieron el nombre de “hongos radiotróficos”, este tipo de especies se arman con melanina, el mismo pigmento que tiene la piel humana y que usa para protegerse de la radiación ultravioleta.
El proceso que realiza tiene que ver con convertir la radiación gamma en energía química esencial para el crecimiento y el sustento.
“En muchos reactores nucleares comerciales, el agua radiactiva se contamina con organismos melanocíticos. Nadie sabe realmente qué demonios están haciendo allí”, dijo a Scientific American el microbiólogo Arturo Casadevall, del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York.
El microbiólogo Arturo Casadevall del Colegio de Medicina Albert Einstein en Nueva York y su equipo clasificaron algunos de los hongos que pueden resistir la radiación ionizante de manera más eficiente: Cladosporium sphaerospermum, Cryptococcus neoformans y Wangiella dermatitis.
Además crecen más rápido en presencia de la radiación en Chernóbil, otros de sus estudios han señalado que estos hongos apuntan sus esporas e hifas directamente a la radiación como si quisiera encontrar comida.
“Después del accidente (de Chernobyl), los hongos fueron los primeros organismos en aparecer, y los científicos querían entender cómo pueden prosperar en un entorno así”, dijo Kasthuri Venkateswaran, investigador principal del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que estudió desde cerca del hongos.
Los investigadores decidieron enviar a ocho especies de hongos de Chernóbil a la Estación Espacial Internacional (ISS) a bordo del cohete SpaceX, su principal objetivo era comprender cómo es posible que los hongos sobrevivan a altos niveles de radiación.
Han pasado más de 5 años desde esa prueba y desde entonces continúan las labores de investigación para tratar de entender a estas criaturas y tener un plan a futuro sobre más resultados prometedores.