Los dinosaurios fueron criaturas que vivieron hace más de 66 millones de años y de cuya existencia nos enteramos gracias a la fosilización.
Por lo general, cuando hablamos de fósiles es muy común pensar en huesos de dinosaurio o el esqueleto completo; sin embargo, un fósil puede ser mucho más que eso.
Los fósiles son los restos de organismos o de su actividad biológica, preservados en rocas. Es decir, no solo pueden ser huesos; también lo son las huellas que dejaron marcadas en el suelo, las cáscaras de huevo y hasta restos de excremento. Contrario a lo que se podría pensar, la fosilización es un proceso sumamente raro ya que la materia orgánica tiende a descomponerse rápidamente.
Para que la fosilización ocurra, los restos orgánicos deben pasar por una serie de cambios complejos físicos y químicos. Como también es un proceso lento, el tejido blando de los organismos alcanza a degradarse, por esta razón la mayoría de fósiles son huesos.
Es por eso que el descubrimiento de un dinosaurio con la piel intacta es importantísimo para la ciencia.
El 21 de marzo de 2011 Shawn Funk accidentalmente realizó un hallazgo sin precedentes. Él era un operador de equipo pesado que realizaba su trabajo como cualquier día normal, excavando en la región de Fort McMurray en Canadá. De pronto, observó algo que le pareció extrañó y llamó a su supervisor, Mike Gratton; ambos notaron que las piedras se desprendían del suelo y pronto comprendieron que habían encontrado “algo”.
Su descubrimiento fue el de un fósil de dinosaurio extremadamente bien conservado, incluso con parte de su piel. Se trata del fósil mejor conservado hasta ahora, por lo que el hallazgo es uno de los más importantes en el campo de la paleontología.
Este fósil es el de un nodosaurio; especie que vivió al menos hace 110 millones de años. Mark Mitchell fue el afortunado técnico que tuvo el honor de desenterrar el increíble fósil, e incluso de nombrar al dinosaurio; pues una tarea tan exhaustiva merece un reconocimiento. El proceso de extracción del fósil tomó cerca de 6 años, tan solo el cráneo tardó 8 meses en desenterrarse; en total fueron 7,000 horas de trabajo.
Caleb Brown, investigador del Museo Royal Tyrrell en Alberta, Canadá; lugar donde se exhibe el fósil, explicó:
“No solo tenemos un esqueleto. Tenemos un dinosaurio como realmente hubiera sido. Está muy bien conservado. Probablemente cayó a un río y fue llevado al mar, donde terminó hundiéndose. Durante millones de años en el fondo del mar, los minerales ocuparon el lugar de la piel del dinosaurio, preservándolo de una manera súper realista”
En nombre de este dinosaurio es Borealopelta markmitchelli.
Medía cinco metros y medio y pesaba casi una tonelada. De acuerdo con los expertos, era un dinosaurio herbívoro que caminó sobre el planeta durante el periodo Cretácico.
Los expertos aún están tratando de descubrir cuál era el color de piel de este dinosaurio; pues a pesar de su excelente estado de conservación, el fósil está cubierto de tierra y otras sustancias, además de las consecuencias del tiempo. Hasta el momento algunos paleontólogos afirman que su piel era de un color marrón rojizo.
El Museo Royal Tyrrell indica el término correcto para referirse al Borealopelta markmitchelli es el de “momia” debido a la conservación que tiene. No solo los huesos y la piel están intactos, incluso algunos restos de las entrañas del animal eran visibles; esto es un acontecimiento nunca antes visto en la paleontología.